En esta ocasión vamos a hablar de los gatos que muerden y arañan fuerte cuando juegan, es uno de los problemas más frecuentes de agresividad felina.
Se denomina agresividad por juego y junto a la agresividad a las caricias de la que ya hemos hablado y la agresividad por miedo, constituyen las tres formas más típicas de agresividad felina hacia las personas.
La agresividad por juego se desarrolla en gatitos y gatos jóvenes con un fuerte instinto depredador, son gatos que muestran un comportamiento demasiado violento cuando juegan con sus dueños: muerden y arañan con tal intensidad que causan heridas por arañazos y mordeduras.
Desarrollo de la agresividad por juego.
Todos los gatitos “juegan a pelearse” y en la mayoría tendrá una evolución sin incidencias. Una motivación que irá desapareciendo después de que cumplen un año de edad y se hacen adultos.

No olvidemos que los gatos son depredadores por naturaleza y desde pequeñitos aprenden los comportamientos propios de un cazador: explorar, investigar, hacer emboscadas, saltar y atacar con uñas y dientes.
Los gatitos practican estos comportamientos cuando crecen con sus hermanos y aprenden a inhibirse cuando se hacen daño entre ellos.
Cuando los gatitos muerden demasiado fuerte y hacen daño, se acaba la diversión: o bien sus hermanos escapan y dejan de jugar, o lo que es peor, reaccionan defendiéndose y devolviendo el mordisco.
Así aprenden a no morder con fuerza y no sacar las uñas cuando juegan.

Cuando por alguna circunstancia, el gato no ha tenido oportunidad de realizar este aprendizaje, no controla su agresividad y si se excita puede actuar con demasiada violencia.
El problema se agrava cuando al propietario le gusta jugar a pelearse con su gatito y permite que le muerda.
Si se potencia esta actitud, se multiplican las probabilidades de que el gato desarrolle una agresividad depredadora y se den situaciones que llegan a ser inaceptables y problemáticas.
Algunos gatos con fuerte instinto depredador, fijan como objetivo a algún miembro de la familia y se dedican a realizar emboscadas, atacando y mordiendo los pies al paso de su víctima, lo que puede llegar a resultar muy molesto y doloroso.
En otras ocasiones el problema viene porque el gato juega a atacar a sus dueños por la noche cuando duermen plácidamente en la cama. Los propietarios tienen entonces problemas para descansar si no pueden restringir el libre acceso del gato al dormitorio.
Otras veces el problema radica en que alguien de la familia tiene la piel delicada y es peligroso cuando es arañado por el gato.

El problema puede complicarse si el dueño castiga al gato en un intento de detener su comportamiento y lo que empezó siendo agresividad por juego, evoluciona a agresividad por miedo que permanecerá en el tiempo y es mucho más difícil de erradicar.
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Diferencia con otras formas de agresividad.

La agresividad por juego, se diferencia de otras formas de agresividad, como la territorial o la agresividad por miedo, porque estos gatos no suelen maullar, ni erizan el pelo cuando despliegan el comportamiento agresivo.
No se producen las típicas posturas de estrés o miedo, al contrario, se comportan como sigilosos cazadores al acecho de su presa.
En la agresividad por caricias, siempre hay un intento previo del dueño de acariciar o abrazar a su gato.
Causas predisponentes.
Gatitos huérfanos que fueron criados a biberón y viven solos, tienen más probabilidades de desarrollar este problema, porque no han aprendido a inhibir sus mordiscos jugando con otros de su misma especie.
Se ha comprobado que gatos que pasan la mayor parte del tiempo solos y comparten poco tiempo con humanos u otros animales, tienen más posibilidades de desarrollar este comportamiento.
Como hacer que tu gato no te muerda.
A menudo nos preguntan en la clínica como educar un gato para que no muerda y siempre explicamos que en los casos de agresividad felina, la mejor estrategia es la prevención no permitiendo que el comportamiento indeseable de nuestro gato evolucione y se agrave.
Ya hemos comentado que la agresividad jugando es un comportamiento natural de los gatos jóvenes que no debe reprimirse.
Al contrario debemos proporcionar al gato oportunidades para que pueda desarrollar su instinto jugando a cazar, acechar y atacar, pero nunca, repito NUNCA utilizando nuestras manos.

El problema es que al principio nos resulta simpático que el gato se esconda y ataque a nuestro paso, con lo que solemos potenciar este comportamiento.
Cuando el gato tiene los dientes de leche no hace daño, pero la cosa cambia cuando le crecen los colmillos definitivos.
En el mercado existen multitud de juguetes que puedes utilizar para que el gato pueda dar rienda suelta a su instinto depredador: plumeros, cañas, juguetes autopropulsados, pelotas, ratones, etc..
También podemos confeccionar nosotros los juguetes manualmente como explicamos en este artículo.
Existen juguetes programables que se ponen en funcionamiento en momentos que no podamos estar con nuestro gato, así podemos suplir la falta de dedicación cuando no tenemos demasiado tiempo para jugar con él.

Evita el castigo.
Una cosa tiene que quedar clara: con los gatos el castigo nunca funciona, nunca debemos pretender que el gato pare su actitud pegándolo.
Si castigamos a nuestro gato cuando nos muerde, solo pueden ocurrir dos cosas:
- Si no le pegamos fuerte, el gato lo percibirá como una invitación a seguir jugando y lejos de parar, le incitaremos a que ataque con más fuerza.
- Si el castigo es demasiado fuerte, podemos asustar a nuestro gato y lo que era para el una experiencia agradable, se convierte en algo que le causa miedo. Podemos desencadenar un problema de agresión defensiva en la que el gato ataca porque quiere evitar que le hagan daño.
Es lo que se conoce como agresividad por miedo, debe evitarse a toda costa porque es una de las formas de agresividad más difíciles de tratar y a menudo acaba con la expulsión del gato de la familia o su eutanasia.
Esperamos que este artículo te ayude a evitar problemas de agresividad en tu gato, por favor, conoces a alguien en esta situación.
En cambio si tu gato ya es adulto y continua desplegando comportamientos de caza hacia alguno de los miembros de tu familia, lo mejor es que te pongas en contacto con un especialista antes de que sea demasiado tarde.
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